Rutas e historias de montaña mas o menos normales, y alguna cosa mas…

miércoles, 1 de mayo de 2024

INTENTO Y RESCATE EN EL MONCAYO

MONCAYO DESDE CUEVA DE ÁGREDA


En Mayo del 2010 realizamos un intento de ascensión al Moncayo desde Cueva de Ágreda (Soria) que, teniendo en cuenta las malas condiciones meteorológicas  y que las conocíamos de antemano, fué estúpido y temerario. Pero a veces se hacen estas cosas...  

El Moncayo es el Moncayo... Tras una larga subida el viento y el frío ganaron la partida y, medio helados, nos retiramos cuando estábamos muy cerca de la cima. Pero la aventura no acabó ahí... Durante la bajada nos vimos implicados en el rescate de un montañero solitario que, como nosotros y con peor suerte, se había aventurado a subir la montaña un día que no tocaba.

En la línea de publicar en este blog las mejores entradas de nuestro antiguo blog "EniEn", hemos recuperado y revisado el relato de aquella experiencia tan intensa como aleccionadora.  Esperamos que os guste.

Foto 1 : El macizo del Moncayo visto desde el pueblo de Agreda































Crónica de la actividad

Las previsiones de mal tiempo nos hacen abortar los planes de ir al Pirineo con Rosa y Martí. El jueves por la noche telefóneo a este último y le propongo subir al Moncayo desde Cueva de Ágreda (vertiente SO), una ruta sencilla y  poco transitada que hace tiempo tengo en la lista de pendientes. La propuesta deja a mi amigo algo perplejo. Me pregunta por la previsión del tiempo en esa zona. “El AEMET da para el domingo una probabilidad de lluvia del 85%, pero no es del 100%...”, contesto con naturalidad. Martí se queda mudo… Diez minutos mas tarde nos llama para decir que lo ha hablado con Rosa y la respuesta es sí…  Poco después ya hemos reservado habitaciones en el hostal Doña Juana del pueblo de Agreda. Empieza una aventura difícil de olvidar…

Sábado 8 de Mayo del 2010. Tras 410 Km y 4.5 horas efectivas de viaje, llegamos al soriano pueblo de Ágreda poco después de las seis de la tarde.Nos registramos en el hostal, dejamos los trastos en las habitaciones y vamos a visitar la localidad.El cielo esta bien tapado y llovizna ocasionalmente. Una señora del pueblo nos dice que mañana hará buen tiempo, pero nadie la cree… Poco antes de las once nos vamos a dormir. En la calle no hace frío ni viento, pero empieza a llover en serio. A ver que pasa mañana…

Mapa y recorrido de la ruta realizada. En rojo se indica el lugar del accidente







El recorrido realizado en Google Earth




Domingo 9 de Mayo del 2010La alarma del móvil suena a las 6.00 h. Llueve con insistencia. ¿Para qué madrugar? Habló con Martí y acordamos encontrarnos a las 7.30 h en el bar. El desayuno es escaso para lo que se estila en estas tierras. Pero no importa. Con el día que hace seguro que pronto volveremos a estar comiendo… Cogemos los trastos, los ponemos en el coche y sin demasiado entusiasmo partimos hacia Cueva de Agreda.

El viaje es corto (20 Km) y tardamos algo menos de 25 minutos. Cueva de Ágreda son unas cuantas casas bajo un cerro situado al pie de la cara SO del Moncayo. En el cerro hay una cueva que da nombre al pueblo y cuyas galerías, de mas de 300 m de recorrido, guardan una bonita leyenda...

Se dice que el dios Caco vivía en la cueva. Haciendo honor a su nombre, Caco se apropió de parte del rebaño de bueyes que Hércules tenía en los alrededores y los escondió en la cueva. En una acción corporativista, los animales que se libraron del robo llamaron la atención de su amo bramando en dirección a la caverna. Hercules, que sólo era semi-dios pero se lo creía mucho, agarró un buen rebote y, en un alarde de fuerza, liberó a los bueyes. Después agarró a Caco de los cataplines y le dio de hostias hasta el carné de identidad. Seguidamente lo llevó a rastras hasta una llanura cercana y lo sepulto bajo un enorme montón de tierra y roca, que con el tiempo se conoció como el monte Moncayo. ¡Joder con el machote! Cualquiera se mete con él…

Llueve en Cueva de Agreda y las nubes ocultan el enorme montón de tierra y roca. Dejamos el coche en la salida del pueblo, en la carretera SO-P-2106 que va a Beratón , unos 50 m antes del PK.6.  Un cartel informativo marca el inicio de la ruta que queremos hacer. Sabemos que no es día para subir ningún monte, y menos el Moncayo. Sus formas redondeadas e inocentes contrastan con sus condiciones climáticas, que acostumbran a ser muy duras. Recuerdo haber leído que en España la mayor concentración de accidentes de montaña ocurren aquí y en el Mulhacén, un dato a considerar...  Pero nadie habla de darnos la vuelta. Con la mayor naturalidad salimos del coche, nos ponemos los cubre-pantalones, la chupa de gore y cubrimos la mochila con la funda de nylon. Después echamos a andar bajo una lluvia fina pero continua (8.45 h, 1305 m). 

Foto 2 : Prepárandonos bajo la lluvia. Detrás las casas de Cueva de Ágreda


























Foto 3 : Empezamos a caminar bajo la lluvia


Contrariamente a lo que acostumbro, esta vez no puedo describir la ruta que seguimos. La razón es simple, no se ve nada. No es la primera vez que visitamos el Moncayo. Encarna lo ha subido dos veces y yo una, siempre por la vía normal que parte del Santuario, en el lado zaragozano de la montaña. La vertiente soriana la desconocemos por completo.

Durante un buen rato caminamos por una pista (Camino del Prado de la Cruz) que, tras pasar junto a un campo de fútbol y una cadena que impide el paso de vehículos, sube suavemente entre el robledal del barranco del Colladillo. A nuestra derecha corren las aguas del río Mulas. La ruta coincide íntegramente con el GR 86, por lo que debería ser bastante clara y estar bien señalizada. Pero el Moncayo es el Moncayo… Ante la circunstancia mas que posible (un 85% de probabilidad) de tener niebla y mal tiempo (y por tanto poca visibilidad) y para no engordar el largo historial de gente perdida en esta montaña, me he decidido a cargar la ruta en el GPS. Nos ira muy bien...

Foto 4 : La niebla nos engulle..


Pronto nos atrapa la avanzadilla de una niebla que se hace mas espesa conforme ganamos altura. Abandonamos la pista cuando cruza un puente de cemento y pasa al otro lado del barranco (9.22 h, 1435 m). Sin cambiar de vertiente continuamos al norte, por un camino  señalizado por hitos y viejas marcas rojas y blancas. La subida se hace mas sostenida, la niebla mas densa y la visibilidad se reduce a pocos metros. 

Salimos del bosque y entramos en laderas de piedras y matorrales. Aislados del exterior por nuestras prendas impermeables, caminamos bajo el chirimiri centrando la vista en los metros de senda que tenemos delante, atentos a no resbalar al pisar las rocas mojadas. El ambiente frío y mojado nos ayuda a llevar un ritmo tranquilo y poco cansado. 

Dejamos atrás una zona estrecha del valle y entramos en otra menos pendiente. Cerca del río vemos algún resto del motor y fuselaje de un Phantom que se estrelló aquí hace mas de 20 años. De cuando en cuando hacemos un breve alto para situarnos sobre el mapa a partir de la altura que da el GPS. La niebla se espesa y la visibilidad se reduce a tres o cuatro metros. Como espectros en la niebla avanzamos a ciegas, pero el camino siempre claro y la línea de la ruta a seguir que muestra la pantalla del instrumento, nos dan seguridad. 

El ascenso, siempre mojado y sin vistas, transcurre de forma tranquila y sin incidencias. El valle se ensancha ligeramente y gira a la derecha (O, 10.15 h, 1760 m). Volvemos a verificar nuestra posición en el plano. Delante (N) debe de haber una canal poco marcada que no hay que seguir y que lleva al collado de Castilla. Nuestra ruta continúa por el valle principal. Este se convierte en una canal amplia, de inclinación sostenida y de cerca de 500 m de altura, que finaliza en el collado del Alto de las Piedras, muy cerca de la cima. Dicen que esta canal es la parte mas dura de la excursión. Seguimos subiendo…

Foto 5 : Hoy no nos quemaremos bajo el sol ni nos hartaremos de ver paisajes...



























Fotos 6 :  Espectros en la niebla...


En la canal el camino está menos marcado y, como que no se ve un pijo, se hace perdedor. En cabeza del grupo me dejo guiar por la intuición. De cuando en cuando, una vieja marca roja y blanca (y también una rápida ojeada al GPS) confirman que vamos bien. Ascendemos por el eje de una canal rocosa, estrecha y algo incómoda, ocupada por pequeños discontínuos. 

La ascensión entra en la monotonía usual de las cosas que van bien y están controladas. Con la altura el ambiente se hace frío y entra en la escena una suave brisa que poco a poco gana intensidad. A unos 2000 metros de altura abandonamos el eje de la canal (mas arriba ocupada por una larga lengua de nieve) y subimos por las pendientes situadas a su derecha (10.48 h). 

Lentamente remontamos una interminable ladera de piedras y matorrales aprovechando sendas de paso que no sabemos si son de personas o de animales. Muy de cuando en cuando un pequeño hito dice que vamos bien. A 2100 metros empezamos a encontrar nieve fresca. El viento gana intensidad y el ambiente se recrudece. Nos detenemos para ponernos algo mas de ropa de abrigo. Después seguimos subiendo sin visibilidad y en línea recta hacia el oeste…

Foto 7 : En el tramo de canal con pequeños neveros discontínuos


Foto 8 :  Breve alto para abrigarnos. El viento helado se intensifica...




























 
Poco a poco el terreno pierde inclinación. El viento fuerte y helado nos obliga a hacer un breve alto (2210 m, 11.18 h). Rosa y Encarna se abrigan con todo loq ue llevan en la mochila. Marti y yo de momento vamos bien y preferimos hacerlo mas arriba, siempre que sea necesario... Proseguimos la ascensión en busca de un collado que debe estar cerca...

Algunas excursiones (por suerte pocas) tienen un momento crítico en el que las decisiones que se toman condicionan todo lo que ocurre después. El problema es que uno se da cuenta demasiado tarde, cuando es difícil o no se puede rectificar. El momento crítico de nuestra ascensión es esta parada. Si los cuatro nos hubiéramos abrigarnos y protegido convenientemente no solo el cuerpo, sino también las manos y la cabeza, las cosas habrían ido por derroteros muy distintos. 

Cegado por la proximidad de la cumbre, no se me ocurre pensar que mas arriba las condiciones pueden ser mucho peores y no darnos margen de maniobra. Cometo un gran error que tendrá malas y también buenas consecuencias…

Foto 9 : Viento helado, nieve fresca... Poco a poco nos acercamos al cordal.


Foto 10 : Llegando al cordal...



Cuando unos minutos mas tarde (11.29 h) alcanzamos el cordal, algo a la izquierda (NO) del collado de las Piedras (2252 m), nos encontramos en medio del infierno. El viento huracanado nos zarandea sin piedad, arrastrando partículas de hielo que impactan dolorosamente sobre la cara. La sensación térmica es muy baja y causa estragos rápidamente. Pero me siento bastante bien y sigo creyendo que podemos alcanzar la cumbre. Tanto es así que me permito el lujo de pedirle a los compis que posen para una fotografía. Después emprendemos el último tramo de la ascensión.

El ancho cordal esta en parte sin nieve y asciende suavemente. La visibilidad es nula pero la senda. los hitos y el GPS eliminan la posibilidad de pérdida. El viento y el frío hacen que cada paso sea un acto de fe. Apoyándonos en los bastones avanzamos muy poco a poco, inclinados para contrarrestar la fuerza del vendaval.  Rapidamente me deterioro físicamente. Noto la cara y la nariz helada. Me cuesta respirar. Los guantes mojados de lana mojados se han congelado. De la muñeca en adelante no tengo sensibilidad. ¡Joder con la ventisca! Pega pero que muy fuerte… 

Mis compañeros me siguen titubeantes. Lo están pasando tan mal o peor que yo, pero no dicen nada. Tras recorrer unos 250 metros la situación se hace insostenible. Rosa tiene las manos heladas e intenta sin éxito ponerse unos guantes. La ayudamos y solo conseguimos que entren hasta media mano. Martí y yo tiritamos de frío, tenemos la cara helada y hablamos con torpeza. En mi interior pugnan el sentimiento de seguir con el de darse la vuelta. El GPS da una altura de 2294 m. La cima esta cerca, a unos 250 metros en línea recta y  20 de desnivel. En condiciones normales algo menos de cinco minutos. Hoy una eternidad…

Finalmente Martí no puede mas y le pone el cascabel al gato. Nos dice que si queremos continuemos, pero que él y Rosa se van para abajo. A Encarna, que es está mejor por ir bien abrigada , no le parece mal continuar, aunque sólo sea para tocar la cruz de la cima y bajar inmediatamente. Yo estoy helado, pero lo que mas me jode es pensar en el jersey, el pasamontañas y los guantes secos que llevo en la mochila que, sin sensibilidad en las manos y batidos por el huracán, me es imposible sacar de la mochila sin riesgo de perderlos arrastrados por el viento. Me doy cuenta de mi error y me siento fatal.... 

Ni tengo, ni quiero tener argumentos contra la propuesta de Martí. Así que tras acordarlo con Encarna le digo que también nos vamos para abajo. En todos los años que voy a la montaña no recuerdo una retirada mas cerca de la cima...

Foto 11 : En el cordal, machacados por el frío y el viento helado...


Foto 12 : Ayudando a Rosa a ponerse unos guantes secos. La cosa estaba mal y nos dimos la vuelta cuando la cima del Moncayo estaba a tocar de mano...































































Para salir del vendaval lo antes posible, abandonamos el cordal y bajamos en diagonal por la ladera oeste hasta encontrar nuestras huellas de subida. La condiciones son mucho mejores y nos detenemos para “recomponernos” un poco. Continuamos el descenso por terreno conocido, sin correr (que las piedras mojadas o con nieve resbalan mucho) y sin parar. La nuestra es una huida serena en busca de zonas mas agradables. 

A medida que perdemos altura el viento encalma. Poco a poco la paz vuelve a nuestros cuerpos en forma de calor. Las manos reaccionan y duelen. Al igual que en la subida caminamos entre la niebla en silencio, sumidos en nuestros pensamientos y concentrados en el terreno inestable y resbaladizo que pisamos. No puedo evitar dar vueltas a lo que ha pasado en el cordal. Ya volveremos…

Tras dejar atrás los pequeños neveros encaramos el descenso del tramo de canal estrecho y rocoso. De repente la niebla se abre y forma una ventana hacia abajo. Por primera vez desde que dejamos el coche vemos algo de paisaje. La moral sube y los ánimos, que no la euforia, se disparan. Son las 12.15 h y nos encontramos a 1915 m. “Antes de las tres nos estamos zampando un chuletón” pienso en voz alta…

Foto 13 : Bajando. Se abre la niebla y, por primera vez desde que iniciamos la excursión, podemos ver alguna cosa...


Foto 14 : De repente oímos gritos, ¿qué pasa...?































































De repente oímos voces y un silbido que proceden de arriba. Nos detenemos y observamos en esa dirección (S). Entre la niebla distinguimos una figura que agita los brazos intentando llamar nuestra atención. Desde que dejamos el coche hemos tenido una soledad absoluta y nos sorprende ver a alguien mas en la montaña. “No somos los únicos chiflados” le comento a Encarna. 

La figura sigue silbando y dando voces que no conseguimos entender. Hasta que oímos una palabra que nos estremece “¡Socorro!”Al momento pregunto “¿Qué os pasa”. La respuesta nos deja mas helados que el vendaval del cordal “Necesito ayuda, voy solo y me he roto una pierna…”. “Adiós al chuletón” pienso en voz alta. Dejamos el camino para ir al encuentro del accidentado. 

Con cierto temor por lo que encontraremos mas arriba, remontamos la ladera de piedras resbaladizas. La niebla, que va y viene, medio oculta la figura que intenta guiarnos agitamdo los brazos, gritando y silbando sin  parar. Tras superar unos 80 m de desnivel llegamos a una pequeña repisa en la que encontramos a un chico de entre 30 y 40 años tumbado en el suelo (12.31 h, 2030 m). Respiramos aliviados al ver que la situación es mejor de lo que pensábamos. No hay sangre, el herido se ve sereno y no presenta signos de destrozo. 

Muy nervioso y tras agradecernos que hayamos venido, nos dice que se llama Sebastián y, que salvo el dolor de la pierna, se encuentra bien. Con cierto desorden cuenta que ha resbalado en las rocas mojadas, que cree que se ha roto el tobillo derecho (al intentar apoyar la pierna siente un dolor terrible en esa zona), que ya ha avisado al 112 y ha hablado con la Guardia Civil…

Foto 15 : Remontamos unos 80 metros por la ladera pedregosa en busca del accidentado (sentado y de azul)





 
La experiencia de haber vivido alguna situación parecidas, lo que he leído, oído y me han explicado, y el sentido común (que como todo el mundo sabe es el menos común de los sentidos) me ayudan a establecer un criterio de actuación :
●mantener la calma y la serenidad
●nada de intentar evacuar o mover al herido; esperar y colaborar con el dispositivo de rescate
●como que aparte del problema de la pierna el hombre está bien, no hemos de auxiliarle médicamente, ya que ni sabemos ni tenemos con que hacerlo ; a lo sumo darle un calmante (iboprufeno o paracetamol) que le ayude a soportar el dolor
●nuestro papel debe ser acompañar al herido y atender sus necesidades, distraerlo e intentar que esté lo mejor y mas cómodo posible, que no tenga frío y no se mueva.
●en estas condiciones meteorológicas el rescate ira para largo, así que hemos de ponernos cómodos y, sobre todo, armarnos de paciencia.

Con estas premisas nos organizamos. Después de dejar las mochilas y abrigarnos (al estar quietos y mojados se nota mas el frío) nos dedicamos enteramente al accidentado. Va bien equipado y se declara un habitual de la Sierra del Moncayo, que conoce al dedillo. A pesar del mal tiempo hoy se decidió a hacer una ascensión matinal. Dejó el coche en santuario de Nuestra Señora del Moncayo y partió hacia la cima. Las malas condiciones meteorológicas y la ausencia de visibilidad hicieron que se perdiera cerca del cordal. Cuando se dio cuenta de que estaba en un lugar que no tocaba, decidió acortar yendo ladera a través. Entonces ocurrió el accidente... Enseguida avisó al 112. Unos minutos mas tarde se abrió una ventana en la niebla, nos vio y pidió ayuda…

En esta historia hay algo que no cuadra. Le preguntamos que cómo es que si ha salido desde el santuario ahora está en la vertiente opuesta de la montaña. Muy sorprendido nos contesta “Hostia, pues si que me he despistado… Estaba convencido de estar en la otra cara y así se lo he comunicado a la Guardia Civil…” Por tanto la información que ha dado es errónea y lo estarán buscando en el lugar equivocado. La situación se complica…

Inmediatamente llamamos al 112. Nos atienden enseguida. Explicamos el error y damos las coordenadas que indica nuestro GPS. Nos sorprenden al preguntar cuanto tiempo y distancia hay hasta el pueblo mas cercano (Cueva de Ágreda) y si podemos bajar nosotros al herido. Evidentemente nuestra respuesta es no. Nos dicen que avisan a la Guardia Civil. Al cabo de un rato nos llama la benemérita. De nuevo hemos de explicar qué, cómo y dónde. Nos preguntan por el estado del herido, si va abrigado, el tiempo que hace, las características del terreno donde estamos… Después es el propio accidentado quien habla con ellos para darles sus datos personales. La conversación finaliza diciéndonos que activan el dispositivo de rescate…

Foto 16 : El accidentado hablando con la Guardia Civil






























Pasa el tiempo. Las llamadas de la Guardia Civil se repiten. Parece que valoran si han de actuar por tierra o por aire. Les decimos que creemos que lo mejor es la vía aérea, ya que ha parado de llover y la niebla se ha retirado a un centenar de metros por encima nuestro. Finalmente nos comunican que optan por el helicóptero y que se ponen en marcha…

No sabemos cuanto tiempo llevamos esperando. El frío se nota. Acomodamos lo mejor posible a Sebastián y lo cubrimos con una manta térmica. El hombre es parlanchín y nos cuenta muchas cosas. Que ya se rompió la tibia y el peroné de la pierna izquierda también en el monte. Que ha ayudado en varios rescates en montaña. Que uno de sus sueños siempre ha sido volar en helicóptero… ¡Menudo bicho esta hecho el tío…! Continuamente miramos el cielo. El tiempo se mantiene. La niebla continúa mas arriba, hay visibilidad y sopla un viento moderado. Pero tememos que la situación cambie y se complique el rescate…

Foto 17 : Esperando el helicóptero





















Foto 18 : La niebla se mantiene estable un centenar de metros mas arriba





































Foto 19 : El collado de Castilla (a) y la canal por donde sube el camino/GR (en rojo). De momento el tiempo se mantiene estable...















Foto 20 : Mirando hacia el oeste, en la llanura soriana luce el sol. En la foto el pueblo de Olvega


Foto 21 : Frío, paciencia y expectación por lo que va a ocurrir

Foto 22 : Por fin llega el helicóptero





























Finalmente aparece el helicóptero. Se aproxima dando una gran vuelta y pasa algo alejado de nosotros. Ya nos han localizado. Nuevas llamadas telefónicas. En una segunda pasada el “pájaro” se acerca mucho mas, pasando pocos metros por encima nuestro. Sebastián está nervioso y emocionado. Nosotros también...

Las maniobras de aproximación se repiten. Parece que hay problemas. El helicóptero vuelve al fondo del valle. Al cabo de unos minutos aparece de nuevo. Esta vez la cosa va en serio. Se acerca muy lentamente. A unos veinte metros de donde nos encontramos se detiene en vuelo estacionario muy cerca del suelo y salta un rescatador del GREIM de la Guardia Civil. Después se eleva y desaparece valle abajo…

Con la llegada del rescatador nos sentimos liberados. El toma el mando de la situación, el resto obedecemos. Es un chico joven y reservado, con pinta de escalador deportivo. Tras interrogar al herido y valorar su estado nos explica que el terreno y el viento hacen que el acercamiento del helicóptero sea una maniobra muy arriesgada. Cree que nosotros vamos con Sebastián. Le decimos que no y comenta que ha tenido mucha suerte en encontrarnos, ya que por este valle sube poca gente. “Desde luego que la ha tenido”, le contesto…  Si hubiéramos hecho cima y bajado por otro camino (como teníamos previsto) ahora estaría mas solo que la una y con la gente buscándolo en el otro lado del monte…

El rescartador pide que uno de nosotros le ayude a llevar al herido a otro lugar y a subirlo al helicóptero. Me ofrezco voluntario. A Encarna, Rosa y Martí les dice se alejan unos metros. Sebastián es de tamaño XXL. Trasladarlo hasta una repisa situada unos quince metros mas arriba será doloroso para él y duro para nosotros. Ponemos al herido de pie y le pedimos que abrazándose al rescatador y a en mí de pequeños pasos apoyándose sólo con la pierna buena. La operación no es nada fácil debido a la envergadura del hombre y que a las rocas están muy resbaladizas. Poco a poco y con algún que otro traspiés, recorremos el trecho de piedras que hay hasta la repisa. Una vez allí sentamos al herido en el suelo y esperamos al helicóptero que ya viene para aquí. Son momentos de intensa emoción.

Foto 23 : El accidentado, el rescatador y un servidor esperando al helicóptero. 





 
Levantando una fuerte corriente de aire y con un ruido ensordecedor, la máquina se situa a un par de metros de la ladera e intenta apoyar la parte delantera de los patines. El viento lo balancea ligeramente y el terreno (de unos 20-25º de inclinación) está muy cerca de las aspas. El riesgo es grande y evidente, pero no me doy cuenta. El rescatador se acerca al helicóptero, pero antes de llegar a tocar el patín del  mismo, la máquina da un bandazo, sale de lado y se aleja valle abajo. Intento fallido… Encarna, Rosa y Martí han seguido la maniobra con el corazón en un puño. Yo me siento agotado y vacío…

La maniobra se repite sin éxito dos veces mas. “No vale la pena jugársela por un tobillo roto” sentencia el rescatador. Hablar por radio con el resto del equipo de rescate y se decide evacuar al herido por tierra hasta un lugar donde el helicóptero pueda acceder sin riesgo. Sebastián me mira y con una medio sonrisa y me dice “Ahora si que nos lo vamos a pasar bien…"

Por el fondo del valle vemos subir otro rescatador. El hombre es un atleta y no tarda en reunirse con nosotros. Para evitar que el herido sufra mas de la cuenta durante el traslado, colocan una férula en la pierna del accidentado. Después se inicia la evacuacion. 

La comitiva de rescate es muy simple. Los dos rescatadores pasándolas putas cargando con Sebastián, que intenta olvidar el dolor y poner buena cara. Yo les sigo de cerca con la mochila del accidentado (que pesa un huevo) fijada a la mía (que tampoco se queda corta). Encarna, Rosa y Marti alrededor nuestro, indicando los mejores sitios para bajar y atentos a cualquier problema que pudiera suceder. 

Descendemos muy poco a poco, haciendo paradas cada tres o cuatro pasos para que tanto los rescatadores como el herido puedan descansar. La situación me recuerda una procesión de Semana Santa, sólo falta que alguien nos cante una saeta… A este ritmo no llegaremos de noche, si no mañana. Me pregunto como afectará a la pierna de Sebastián tamaño meneo. Deberíamos transportarlo en una camilla de esas que se llevan entre cuatro, y cambiarnos continuamente. Pero no hay camilla y falta gente. Quiero suponer que esta subiendo a pie un equipo de rescate bien equipado. Pero si es así, ¿por qué estamos haciendo este penoso acarreo…?

Fotos 24 y 25 : Dos momentos del duro descenso por tierra del accidentado.



 
En media hora descendemos unos 70 metros de desnivel. El fondo de la canal y el camino están cerca. No hemos hecho mas que empezar y ya estamos baldados. Conscientes de que la cosa no funciona, uno de los rescatadores llama por teléfono. Después nos dice que el helicóptero va a volverlo a intentar. Me sorprende porque la orografía del terreno es bastante peor y el viento es mas fuerte que cuando se probó mas arriba. No hay duda de que ahora la maniobra será mucho mas arriesgada. Les paso la mochila de Sebastián y nos alejamos una treintena de metros.

Unos minutos mas tarde llega el helicóptero. Muy lentamente se aproxima a los tres hombres, avanzando centímetro a centímetro y manteniéndose en el aire con un ligero balanceo. Finalmente consigue apoyar la parte delantera del patín en el suelo e inclinarse levemente hacia delante. El extremo de las aspas esta muy cerca de las rocas. Un pequeño desequilibrio podría causar una catástrofe. Encarna me dice que antes pasó lo mismo, pero entonces no lo veía como lo veo ahora. ¡Que miedo…! 

Tras unos instantes eternos uno de los rescatadores abre la puerta del helicóptero, sube al interior y tira hacia arriba de Sebastián, que entra en la cabina como si lo impulsara un resorte. Después se encarama el otro rescatador con la mochila del herido en una mano. En ese momento la máquina tiene un ligero desequilibrio y se eleva bruscamente. La maniobra hace que el hombre suelte la mochila para poder agarrarse y no caer. El helicóptero sube mas, bascula lateralmente y sale disparado valle abajo. La mochila baja rodando por la ladera y se detiene cerca del fondo de la canal. Son las 15.31 h y sonrío al pensar que Sebastián ha hecho realidad su sueño de volar en helicóptero… Han pasado casi 3 horas desde que empezó todo este jaleo. Considerando como iban las cosas me parece poco tiempo. No habrá chuletón pero podremos dormir en casa…






























Fotos 26 a 29 : Cuatro instantes de la evacuación en helicóptero.






























Nos quedamos solos. Después de tanto ajetreo nos sentimos extraños sin nadie mas. Recojo la mochila de Sebastián y la sujeto a la mía. Tenemos el e-mail del dueño, por lo que ya encontraremos la manera de hacérsela llegar. Tras un breve alto para serenar el cuerpo y la mente, bajamos hasta el GR y proseguimos el descenso en el punto donde lo dejamos. La bajada es tranquila, sin niebla, ni frío y no vemos a nadie. Hacia abajo podemos disfrutar de los parajes que la niebla nos ocultó cuando subíamos. Hacia arriba el Moncayo sigue tapado…

Ya en la pista, poco antes de que lleguemos al pueblo, viene a nuestro encuentro un todo terreno de la Guardia Civil. Del mismo sale uno de los rescatadores que participaron en el rescate. Tras saludarnos le entregamos la mochila de Sebastián. Preguntamos por su estado pero no sabe nada. Nos da las gracias por todo y nos despedimos con un abrazo. No sabemos como se llama y posiblemente no nos volveremos a ver, pero el rato y las vivencias que hemos compartido son de las que no se olvidan. Me pregunto que sueldo paga un trabajo en el que uno se juega la vida para ayudar a los demás…

A las 17.02 h llegamos al coche. El cielo se ha vuelto a poner negro y empieza a lloviznar. Nos cambiamos de ropa y calzado. Tras resolver el puzzle de colocar los trastos en el maletero, nos zampamos unos deliciosos trozos de empanada que ayer compramos en Ágreda. Y para beber una botella de 1.5 l de Aquarius bien fresquita por haberla llevado todo el día en la mochila… 

Fotos 30 y 31 :  Descendiendo sin prisas por el GR


Foto 32 : Junto el torrente vemos los restos de uno de los motores de un Phantom que se estrelló hace mas de 20 años


Foto 33 : LLegando al coche

























 
Unos minutos antes de la 17.30 h iniciamos el retorno a casa. El mal tiempo vuelve a cebarse con el Moncayo que permanece oculto por negros nubarrones. Una vez mas pensamos en Sabastián y en la suerte que tuvo de encontrarnos... El viaje lo hacemos con una sola parada para comer de tapas en un mesón que hay pasado Tarazona. A las diez de la noche llegamos a casa. Nos sentimos física y psíquicamente cansados…

Unos días mas tarde Sebastián nos llama para darnos las gracias. Finalmente no se rompió el tobillo, pero se hizo un esquince muy fuerte que le obligará a guardar un mínimo de tres semanas de reposo... Tras bromear con él diciéndole que otra vez busque otra manera de ir en helicóptero, nos despedimos emplazándonos a vernos cuando este restablecido para que nos pague unas birras...

Hasta aquí el relato de nuestro intento en el Moncayo. A toro pasado, podría analizarse todo lo ocurrido, sacando conclusiones y enseñanzas. Pero no voy a hacerlo. Aquí están los hechos. El que quiera que juzgue y valore…  Pero que no olvide que, como todo en esta vida, en temas de montaña nadie esta libre de culpa. Como dijo uno de los rescatadores, "Sólo te pasan cosas si haces cosas..."
De momento Encarna y yo ya estamos buscando fechas para saldar la cuenta pendiente con el Moncayo. No tenemos arreglo…

Foto 34 : Fotografía de la cima del Moncayo tomada durante nuestra ascensión en Abril del 2023. La imagen se tomó a una altura aproximada de 2294 m, el lugar desde el que nos dimos la vuelta en Mayo del 2010









 

EniEn Septembre 2012 - Revisat i actualitzat en Abril 2024

No hay comentarios:

Publicar un comentario